lunes, abril 17, 2017

escribir

Cada vez es como empezar de cero. Miento. Hay veces en que las palabras se acomodan fáciles, dóciles.
Otras, como ahora, hay que perseguirlas como el perro pastor persigue al rebaño: juntándolo y desmembrándolo casi en un mismo movimiento.
Desperdigando el sentido sobre el verde de abril.
Imagino que es importante saber qué se quiere decir.
Parece un detalle menor pero es de vital importancia aunque en mi caso no siempre necesario.
Saber qué se quiere decir no siempre facilita. Y sin embargo, encontrar una palabra anzuelo y lanzarla a lo hondo a veces ha dado por resultado una pesca de alto contenido en fósforo.
Escribo borracha de sobriedad y con una fila india interior de cosas para decir que da vuelta la esquina de mi cuello y lo tensa como si llevara una cincha.
El abuelo Freud disfrutaría horrores con mis frases ridículas.
Yo continúo en mi línea de volver a volver a volver a escribir dando vueltas que tan sólo marean.
El fósforo está húmedo y no enciende.