sábado, mayo 14, 2016

Intemperie

- Buenas tardes.
- Dígame
- Venía a comprar una zona de confort.
- ¿La necesita?
- Si vengo a comprarla es porque la necesito. He roto mi alcancía inclusive.
- Mucha gente tiene su zona de confort pero no la necesita.
- Yo sí.
- ¿Y usted por qué?
- ¿Hace falta pasar este examen?
- Este no, pero otros sí. No le damos zonas de confort a todo el mundo y menos en venta. Alquilada todavía, pero usted la quiere comprar. ¿No le parece demasiado?
- ¿Qué tiene de malo aspirar a vivir en una preciosa, estable, espaciosa, armónica zona de confort?
- Se ve que lee poco las páginas de autoayuda de los periódicos: las zonas de confort están muy mal vistas. Cayeron en desgracia a mediados del 2000. ¿Y usted para qué la quiere?
- Para acomodarme, para buscar sosiego.
- La vida es riesgo, la vida es imprevisible, la vida es caos, la vida es movimiento.
- La vida es una porquería.
- No diga eso.
- (Compungida). No sé, qué quiere que le diga, no sé, no digo para siempre, pero acomodarme un rato y luego coger envión...
- Es que uno no se acomoda para un rato. Uno se acomoda para mucho y así se nos pasa el tiempo, resguardados.
- No entiendo qué tiene de malo resguardarse.
- Depende de sus circunstancias.
- ¿Mis circunstancias?
- Sí, si tiene trabajo, independencia, afectividad, sustento, si está feliz, si no le falta de nada.
- Ah, me faltan montones de cosas, por eso quiero mi zona de confort.
- Pues en este contexto no podemos dársela.
- No me diga eso.
- Se lo digo.
- Una pequeñita, una habitacioncita, un rinconcito de confort, cuatro baldosas. Una silla inclusive, mire lo que le digo. Se la compro: le compro esa silla del confort.
- Que no.
- Usted me está empujando al vacío. No puede negarme esto. Ni siquiera le he hablado de mis dolores.
- Peor me lo pone.
- ¿Le va a negar ayuda a una moribunda?
- Usted no está moribunda.
- Nunca se sabe. Todos somos moribundos.
- No se ponga intensa.
- Venga, ablándese, deme mi zona de confort, aunque sea unos días, unas horas, unos minutos, para tomar aire y recuperarme.
- Recupérese a la intemperie, verá qué crecimiento.
- (Como en trance). Intemperie, qué bonita palabra.