miércoles, agosto 30, 2006

una palabra

la ola

Cuando la ola me envolvió con su saliva arenosa, mi cuerpo se venció dejándose llevar.
No tenía opción tampoco: es imposible resistirse al mar cuando decide hacer de ti un títere vacío.
Durante unos segundos imposibles de rebobinar yo flameaba bajo el agua como una toalla mojada. Y el mundo era un recuerdo reseco, agitado y confuso dentro de mi cabeza de brújula mareada.

lunes, agosto 28, 2006

sequía

Desde el centro del pantano muerto de sed
asoma el campanario de una iglesia
como la cabeza agotada
del sobreviviente de un naufragio.

Me pregunto si cuando todo estaba
todavía
cubierto por el agua
las submarinas olas del pantano
blandían a diario las campanas
para llamar con voz de algodón embebido
a una misa imposible.

Me pregunto
también
si en el altar mayor
un dios ahogado
se rezará a sí mismo
para que alguien le lance un salvavidas
o un anzuelo donde hundir la boca vacía

o para que acabe esta sequía
y un diluvio
lo devuelva
a él y a su oxidada iglesia
a un oscuro olvido hecho de agua impía.

lunes, agosto 14, 2006

objetos vivos (I)

La pinza de la ropa
se balancea en su cuerda
con el viento.

Fonambulista solitaria
vive en perpetuo equilibrio
entre quedarse colgada
o dejarse caer al vacío
sin red
para morir de humedad o de olvido
en un rincón del patio
en el que nunca da el sol.

Enfadada
en su pequeño mundo
muerde la ropa
que invade su espacio
con su enorme mandíbula
de madera raída.

Le gusta la lluvia
porque le permite estar sola
y porque a veces alguna gota suelta
le hace cosquillas
entre las patas.

sábado, agosto 12, 2006

autopista (I)

Del cuerpo del conejo
tatuado sobre el pavimento
ya no quedaba nada.

Sólo puedes reconocer
lo que un día fue
porque las orejas se mantienen erguidas
flameando en el viento
al paso de los coches.

Parecen asomar
de una chistera de cemento
en un truco de magia
dejado a medias
por un mago torpe.

viernes, agosto 11, 2006

insomnio

Mi cuerpo no puede ni quiere resistirse
al cansancio
que baja por el cuello
convirtiendo en reflejo
cualquier movimiento
(quisiera hundirse sobre las sábanas,
tan despacio,
crucificado por el sueño).

Mi mente
en cambio
siendo la hora que es
juega a pegarse con almohadas
saltando sobre la cama,
hace y deshace juegos de palabras
empieza frases y cartas que ya nunca acaba,
se lanza de cabeza
en mi memoria
nada entre restos de libros leídos
busca las frases subrayadas con lápiz
como si éstas guardaran un secreto.

Aunque cierre los ojos
como ahora
y me haga la dormida,
mi cerebro
tararea otra vez
la canción recién redescubierta,
desordena recuerdos,
los saca de sus cajas redondas
los mira
los toca
(hay algunos recuerdos que merecen rozarse nuevamente)
o a veces finge no reconocerlos.

(la luna tampoco colabora
con su gran foco
para buscar ahogados de la noche
apuntando a mi cama).

No sé qué pacto hacer
no sé qué ofrenda
para al menos esta madrugada
no ver el reloj señalando mi cara
con sus dos inquietos
y acusadores dedos.

miércoles, agosto 09, 2006

latir (o variaciones inseguras sobre una palabra)

Según el diccionario
la palabra latir
significa (en principio)
dar ladridos agudos.

Ahora entiendo por qué
algunas noches
siento mi corazón ladrar
en su jaula abollada.

En este caso,
es un ladrido suave,
una canción profunda,
para llamar a alguien
o escuchar
simplemente
el eco de sí mismo.

el bosque quemado

Qué pena no tener pies
para salir corriendo
de este infierno

ya no mirar atrás jamás
y echar en la memoria
un cubo de agua limpia
que se lleve este recuerdo infame
con su espuma.

Qué triste no poder cerrar los ojos
no conseguir
(por esta vez)
hacerle un guiño al destino
que ha llegado certero,
una flecha que hace blanco
en medio de la frente.

Qué cansancio
agitar estos rígidos brazos
convertidos ahora
(paradójicamente)
en los de un espantapájaros enloquecido,
sin que nadie entienda la señal
el mensaje que cruje con el viento.

Qué dolor
infinito
permanecer de pie

no poder caer de rodillas
(por lo menos,
para que todos vean
la rendición visible
de caer de rodillas
y esconder la cabeza humillada
en la tierra).

Qué lento sufrimiento
ver la noche
violada por el fuego
que entra en ella (y en mí)
incansable y erecto.

Qué pena
que las lágrimas
no apaguen estas llamas.

Qué horror
inexplicable
arder como la leña
estando vivo.

lunes, agosto 07, 2006

una señal

el viento

el viento pasó la noche
agitando su sábana transparente
sobre la casa.

olas de aire iban y venían
silbando una melodía triste
al pasar por debajo de las puertas.

toda la noche el viento
rebelándose contra su propia esencia,
intentando aferrarse a las cosas
con su abrazo vacío.

sábado, agosto 05, 2006

nadar

Delante de la hoja en blanco
que se extiende desnuda

no sé si zambullirme
o quedarme en su orilla
mirando.

El papel tiene
la temperatura perfecta
cuando lo rozo con la punta de un dedo

sin embargo

no tengo ganas de hundirme
de nadar.

“Hay que esperar a hacer la digestión
para bañarse”-
decían algunas madres.

(mi digestión es larga
como si esta mañana
me hubiera tragado todas mis palabras).

jueves, agosto 03, 2006

mudanza

Notredame,
el gato,
se asoma a la puerta de su nueva casa
como un pájaro de reloj cucú
que ha perdido la noción del tiempo.

Entra y sale
sin traspasar jamás
el límite
que el miedo a lo desconocido
le ha marcado en el suelo
con una tiza invisible.

la mosca

La mosca que fotografié hoy
decía venir de una ciudad
que ha sido bombardeada

agujereada
en todos los costados
por bombas cargadas de gas fósforo
y firmadas por niños
como si fueran tarjetas navideñas

se notaba en la interminable mirada
de sus miles de ojos
que la mosca
ya lo había visto todo

ahora

por fin

la mosca ya lo había visto todo
miles de veces con sus ojos
desbordados de tantos ojos inocentes muertos

Es mentira
dice la mosca
que las moscas vivamos tan sólo unas horas
un día o dos

vivimos lo suficiente,
suspira
(como si le costara recordar),
para venir a contar
lo que hemos visto
multiplicado por mil
con nuestra mirada redundante

caleidoscopio loco
al que muy pocos
se animan a asomarse

Lo que hemos visto dice
no tiene nombre

Y entonces se queda callada
como una mosca común
sobre una mesa común
que espera
solamente el momento
en que una mano humana
la aplaste
le borre para siempre
la mirada que se le quedó perdida
y sin retorno
sobre un cadáver de dos años.

martes, agosto 01, 2006

como un cuadro

Ves el florero al borde la mesa, ves el roce de la mano o el codo, ves el temblor imperceptible de las flores, el minúsculo maremoto del agua, ves la geometría deshecha del florero inclinado hacia abajo, está en el aire pero también está en la mesa, ves que se despega de la madera y cae, ves las flores que empiezan a flotar como nunca flotaron, una sale del florero, disparada, tal vez busca el recuerdo de la tierra, el resto se revuelve en el naufragio, ves el agua que sale vomitada, que salpica la pared y los libros, ves el florero que ya se está estrellando, primero con un ruido de mandíbula rota, de saliva y maníes, y ves cómo aterriza en el suelo, más flores se han salido, el agua ya es del aire, liberada, ves el cristal disperso, destrozado, y a más flores atrapadas en él, clavándose y clavadas por el vidrio, cortadas otra vez de sí mismas.